Es el título de una campaña de fomento de la lectura del Ministerio de Cultura. La iniciativa tiene el tufillo sociata de la iniciativa pública, pero el anuncio de la tele, que pusieron hace meses y que –al menos en estas latitudes– están reponiendo estos días, no está del todo mal. Un padre y una hija hacen exactamente los mismos gestos al echar leche en la taza del desayuno, y al llevarse la susodicha taza a la boca; luego el plano se agranda y se ve a ambos leyendo reposadamente un libro y pasando la página con la misma cadencia. La escena inspira paz e incluso la música no está mal. Y la idea es acertada: en las casas donde los adultos leen, los niños leen también. Hay que dar ejemplo a los hijos, en esto y en todo lo demás.
Sin embargo, cuando está uno de buen rollito con el anuncio de marras (cosas del verano), resulta que al terminar, también simétricamente, ¡el padre y la niña doblan la página del libro! ¡Qué dolor! ¿No habrá alguien en el Ministerio ese que no se haya dado cuenta? ¿No podían poner un simple marcador?
Mejor habría sido que que se hubieran chupado el dedo para pasar la página.
27 agosto 2007
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1 comentario:
A mí también me llamó la atención, pero bueno, ¡seamos indulgentes!, con la de cosas que tienen que criticar los socialistas (y los populares, casi las mismas) París bien vale la página de un libro. Jose Luis González
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