14 julio 2006

El brillo de la familia

Un buen artículo de mi amigo Tomás Alfaro (qué pena que no tenga blog):
Es difícil encontrar un fenómeno de masas semejante. Año tras año, ya sea Juan Pablo II o Benedicto XVI, ya se trate del encuentro de la juventud, ya del de las familias, el Papa levanta multitudes. Y no lo hace por llamarse Woytila o Ratzinger o por tener más o menos carisma personal. Quienquiera que hubiese sido elegido pontífice en el último cónclave hubiese desatado el mismo entusiasmo que ha despertado la visita de Benedicto XVI. Porque el que levanta entusiasmo es el sucesor de Pedro, el padre espiritual de los católicos, se llame como se llame. Es el representante de Cristo en la tierra quien da cita a multitudes. A multitudes que aguantan horas bajo un sol de justicia para verle un momento por amor a Dios. Les guste o no a los que decían “nosotros no te esperamos”, el amor a Dios, el amor a Cristo y el amor a su Iglesia y, por tanto, el amor al ser humano, es lo que mueve a esos millones de personas y este amor, sí les espera a ellos. Y los católicos, que a veces parecemos como aletargados, como escondidos, como un poco avergonzados, salimos a la luz para decir: aquí estamos para defender lo que creemos.

Esta vez nos ha congregado la familia. Benedicto XVI ha dicho palabras preciosas para hablar de ella, para defender su modelo único, basado en el amor de un hombre y una mujer que se comprometen ante Dios a dar vida, educar y formar como cristianos a unos hijos que aceptarán de Él como un don precioso. Un amor que tiene que ser para toda la vida porque esa misión no es por un tiempo, no es mientras haga ilusión, no es un capricho. Es una misión que no acaba nunca y que, como también nos ha recordado el Papa, se continúa en los hijos de los hijos y viene desde los abuelos de los abuelos en una línea ininterrumpida desde hace milenios para formar hombres de amor, sin los cuales, el mundo moriría.

Pero, con todo, más vale una imagen que mil palabras. Nada más maravilloso que esas imágenes con las que las cámaras nos regalaban al pasearse por el público. Aquí, un padre y una madre, con sus hijos alrededor y los más pequeños dormidos en sus brazos cuando ya se había pasado la hora en que normalmente se van a la cama y les vencía el sueño. Allá, una familia con sus tres generaciones, los abuelos, con la misión casi cumplida, los varios hijos en la fase del máximo esfuerzo para sacar adelante a una patulea, un clan de primos incansables que no hay manera de sujetar. A buen seguro no es en estas familias, nos lo dicen las estadísticas y el sentido común, en las que se da el devastador fenómeno de la violencia de género.

Y mientras, unos pocos pobres miopes, ciegos a lo que no quieren ver, protestan por el gasto que esta reunión haya podido suponer. No les importa, sin embargo, cuanto cueste el día del orgullo gay. La familia, y por lo tanto este acto, es el mayor bien que una sociedad pueda tener. Un bien inapreciable, impagable para los que luchan por él, que lo hacen, sin embargo, desinteresadamente, por puro amor. Aquella pobre gente debe pensar que el desfile de los “drag queen” es más valioso que el acto cívico de este fin de semana. Desgraciadamente, hay cosas que una sociedad no se da cuenta de lo que valen hasta que se pierden. No es fácil que se pierda la familia. Es un diamante que resplandece a poca luz que le dé. Ningún legislador miope, ningún gobierno ofuscado o resentido, ningún pobre hombre que quiera proponer modelos alternativos esperpénticos podrá matar ese brillo que este fin de semana hemos podido ver esplendoroso y que Benedicto XVI ha venido a resaltar. Pero si un día, debido a la miopía, estupidez o envidia de legisladores, gobiernos o pobres hombres, llegase a perderse, la humanidad entraría en una de las épocas más oscuras de su historia. Así que, más vale que se dejen de experimentos insensatos y que los que con nuestro esfuerzo cotidiano sacamos heroica y anónimamente adelante nuestras familias, y con ellas a España, sepamos defenderlas valientemente con nuestro testimonio y, si es necesario, con nuestra protesta ciudadana.

2 comentarios:

sagar raha dijo...

gracias
http://sagarraha.blogspot.com

Anónimo dijo...

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