Me encuentro con que sobre Revelation se ha escrito mucho, desde breves comentarios hasta sesudos artículos.
Ayer comentaba que me parecía ver una relación entre este estupendo relato de Flannery O'Connor y un poema de d'Ors ("Oración por nosotros, los de siempre", en Sol de noviembre). Pues bien, tal relación, que yo vanamente atribuía a mi sagacidad y a mi capacidad de interrelacionar, ha resultado ser una conexión clara, tal y como pone de manifiesto Arp en su comentario a mi entrada de ayer, y tal y como reconoce el propio d'Ors, según dice Enrique.
Pensaba resumir el relato, transcribir el poema y justificar mi hallazgo, pero es empresa harto ambiciosa para este modesto blog y para mi capacidad y disponibilidad. Prefiero limitarme a recomendar vivamente la lectura de ambos textos, que no tienen desperdicio.
Por mi parte, me limito a constatar la obviedad: la conexión no sólo es clara, sino también perfectamente explicable. No es que Miguel se haya inspirado en Flannery, ni que Calíope (o Érato o Talía, o la que fuese) sugiriese las mismas ideas en Milledgeville que en Granada. Es, lisa y llanamente, que una y otro son cristianos católicos (y no de esos que van por ahí mendigando opiniones). Es por tanto perfectamente explicable, si no fatal, que su creatividad literaria haya plasmado del modo en que cada uno sabe (ella con un relato, él con un poema) la constatación que todos realizamos cuando nos miramos en el espejo del examen de conciencia: ¡cuántas veces somos el hijo mayor de la parábola o el rico Epulón!.
Perdónanos, Señor.
27 septiembre 2006
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2 comentarios:
Esta tarde me acordé: lo pone Miguel D'Ors en su libro, lo de "yo soy católico cristiano, y no de esos que van mendigando por ahí opiniones". ¿y era de Cervantes, no?
Pleno. Sí, lo pone como cita de entrada a los últimos poemas (religiosos) de Sol de noviembre, y es del Persiles.
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