Un año más, hoy principia el Festival de Bayreuth. Comienza con una versión de los Maestros Cantores (para mí, el humor wagneriano es un arcano) en la que lo que más llama la atención es la escenografía de la bella bisnietísima Katharina Wagner, hija del actual factotum Wolfgang. Si triunfa, la joven walkiria será la heredera del tinglado, pero si se repiten las malas críticas recibidas en otros lares...
Por lo demás, este año no parece haber nada nuevo que llame la atención. Vuelve Thielemann con el Anillo del año pasado, que no estuvo nada mal (con un Sigfrido sin West, qué pena), y luego habrá un Tanhäuser con Christoph Ulrich Meier un director desconocido, adjunto de Barenboim (y ¡de 1968 as myself!), que entra en escena por la "espantada" del inicalmente previsto Fabio Luisi.
¿Cómo conseguir entrada? La vía ordinaria es apuntarse a la lista de espera del propio Festival, que tiene una liturgia bastante germánica: siete años rechazando la petición de uno y a partir del octavo se produce el milagro. Luego están la vía plutocrática y la conseguidora, pero esas carecen de interés.
Como alternativa, siempre nos quedará (mientras los guardianes de la corrección política no lo impidan, todo se andará) el puntual seguimiento del Festival por Radio Clásica, cada día a las cuatro de la tarde.
[Sobre Santiago se ha escrito un artículo espléndido, y lo único que a uno le queda pedir al Apóstol que ruegue por España y por nosotros.]
25 julio 2007
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3 comentarios:
Magnífico artículo y gracias por la información.
Si tuviera que llevarme algún pasaje de Wagner a una isla desierta elegiría sin dudar el preludio a Parsifal, que me parece sublime. Hace tiempo compré en una librería de viejo un libro de Mario Roso de Luna (un tipo curiosísimo, proto-esperpéntico, de la primera mitad del siglo XX español) titulado "Wagner: mitólogo y ocultista". Es un tochazo deliciosamente delirante.
Si consigues asistir a un Bayreuth, será imprescindible una crónica en este blog.
Voy a bajar el nivel, aviso. O la chica salió regular en la foto (del enlace) o la bisnieta de Wagner no me parece tan bella.
Ojalá vaya a Bayreuth alguna vez, Juan Manuel. Lo que pasa es que Carmen me dice que con ella no cuente, y tampoco es plan de pegarme yo solo la escapada. A ver si me sale algún hijo melómano. En cualquier caso, si alguna vez voy lo pregonaré a los cuatro vientos.
Carlos, la verdad es que tienes razón, pero la mitomanía me supera. Si no fuera bisnieta, no repararía. Pero lo es.
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