LOS PESCADOS MUERTOS
En las pescaderías hay olas despojadas,
y bajo las bombillas,
acuarelas de añil y barcas rojas.
Carne rosa, tendida sobre trozos de hielo,
¡Oh pescados, odiados por el aire!
porque nunca halló dóciles pulmones.
Salmón rosa, manchando con una sangre anémica
los helechos. ¡Oh anguila!
serpiente azul, sin pájaros.
¡Oh langosta guerrera!
con el yelmo calizo y el ojo sobre un tallo.
Rueda de las sardinas, como un duro de aceite.
Cangrejos de agua amarga.
¡Oh pálidos pescados!, que visteis los corales,
aletas que rozasteis las esponjas,
y esas ostras enfermas de perlas, que ambicionan
las más altas diademas.
¡Oh pescados, flotando sobre las minas de oro!
Se están vendiendo olas; se envuelven en periódicos
los ojos abultados que vieron los naufragios.
Hay carnes de tormenta en modestas cocinas,
y al salir la tostada luna entre los faroles
un ansia de marea mueve estos cuerpos muertos
que, a través de los cierres, escuchan a la lluvia
como rondalla última que les envía el mar.
1 comentario:
Gran poema. Muchas gracias. Y sí, recomienda "Madrid de corte a checa", que es espléndida.
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