20 octubre 2006
Now is the winter of our discontent
Por una serie de circunstancias, ayer tuve que leer en alto el monólogo de Gloucester en Ricardo III (está aquí o aquí), y claramente se impuso sobre mi pésima pronunciación. Es música. Me acordé inmediatamente del poema de Ibáñez Langlois que nos regaló Enrique.
Verdaderamente, "el inglés no es el código del dólar y el turismo / es la lengua inmortal de la poesía".
[Aquí una estupenda página con todos los monólogos de Shakespeare].
18 octubre 2006
The chattering classes
Cae en mis manos el libro de Peter J. Kreeft (católico, profesor de filosofía en el Boston College) The Philosophy of Tolkien: the Worldview behind the Lord of the Rings. Tiene un pintón.
Estructurado en once capítulos (correspondientes a las principales áreas de la filosofía), comprende 50 de las grandes cuestiones que el hombre se ha planteado a lo largo de la Historia. Y respecto de cada una de ellas, Kreeft expone (i) su significado y su importancia; (ii) una cita de El Señor de los Anillos denotativa de cómo Tolkien responde a esa cuestión; (iii) otra cita al respecto de otra obra de Tolkien; y como guinda (iv) una cita de C.S. Lewis al respecto. El libro tiene un apéndice con concordancias de tales cuestiones con otros muchos pasajes de El Señor de los Anillos.
Cada vez que se hace una encuesta sobre la obra maestra de la literatura del siglo XX, Frodo y compañía ganan por goleada, lo que exaspera a los críticos. Y aquí viene el motivo de la entrada de hoy (del libro contaré cuando lo termine): la nada sutil puya que Kreeft les dedica, a ellos y demás "intelectuales orgánicos", en su prólogo:
Every human soul craves "the good, the true, and the beautiful" absolutely and without limit. And it is precisely about these three most fundamental values that the gap is the widest. Ordinary people still believe in a real morality, a real difference between good and evil; and in objective truth and the possibility of knowing it; and in the superiority of beauty over ugliness. But our educators, or "experts" (Fr. Richard Neuhaus calls them "the chattering classes" [magistral]), feel toward this traditional values the way people think medieval inquisitors felt toward witches. Our artists deliberatelty prefer ugliness to beauty, our moralists fear goodness more than evil, and our philsophers embrace various forms of post-modernism that reduce truth to ideology of power. ...
So, what should do about it? Just ignore them. That will do more to save civilization than anything else you can possibly do (except becoming a saint). It will also make them very angry, for, like teenagers, the critics' greatest joy is to be shocking, and their great fear is to be ignored".
O sea, que presumo que Kreeft no sería precisamente un fan de "Manual de infractores".
Estructurado en once capítulos (correspondientes a las principales áreas de la filosofía), comprende 50 de las grandes cuestiones que el hombre se ha planteado a lo largo de la Historia. Y respecto de cada una de ellas, Kreeft expone (i) su significado y su importancia; (ii) una cita de El Señor de los Anillos denotativa de cómo Tolkien responde a esa cuestión; (iii) otra cita al respecto de otra obra de Tolkien; y como guinda (iv) una cita de C.S. Lewis al respecto. El libro tiene un apéndice con concordancias de tales cuestiones con otros muchos pasajes de El Señor de los Anillos.
Cada vez que se hace una encuesta sobre la obra maestra de la literatura del siglo XX, Frodo y compañía ganan por goleada, lo que exaspera a los críticos. Y aquí viene el motivo de la entrada de hoy (del libro contaré cuando lo termine): la nada sutil puya que Kreeft les dedica, a ellos y demás "intelectuales orgánicos", en su prólogo:
Every human soul craves "the good, the true, and the beautiful" absolutely and without limit. And it is precisely about these three most fundamental values that the gap is the widest. Ordinary people still believe in a real morality, a real difference between good and evil; and in objective truth and the possibility of knowing it; and in the superiority of beauty over ugliness. But our educators, or "experts" (Fr. Richard Neuhaus calls them "the chattering classes" [magistral]), feel toward this traditional values the way people think medieval inquisitors felt toward witches. Our artists deliberatelty prefer ugliness to beauty, our moralists fear goodness more than evil, and our philsophers embrace various forms of post-modernism that reduce truth to ideology of power. ...
So, what should do about it? Just ignore them. That will do more to save civilization than anything else you can possibly do (except becoming a saint). It will also make them very angry, for, like teenagers, the critics' greatest joy is to be shocking, and their great fear is to be ignored".
O sea, que presumo que Kreeft no sería precisamente un fan de "Manual de infractores".
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