En realidad, todo lo que había que decir está ya dicho; nuestra tarea es descubrirlo. Y no está oculto ni es un arcano gnóstico o masónico, está bien clarito. Para conocerlo no hay que ser un iniciado ni pasar por grados sucesivos de conocimiento. Más bien al contrario, la clave para su descubrimiento es quitarnos nuestra pedantería y hacernos como niños.
Hoy he leído en misa la segunda lectura y quería compartirla con vosotros. A veces pasamos por encima de textos como éste como si tal cosa, pero hoy me ha sido dada la gracia del asombro, de la estupefacción, de la emoción y de la gratitud, porque he (re)descubierto ese secreto. Lo cuenta, mejor imposible, el gran San Pablo a los efesios:
"Hermanos: A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, y aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él. Por esta razón, doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios".Ya lo decía Bloy, para saber lo que pasa hay que leer a San Pablo .