"Has pensado alguna vez en el significado del lenguaje poético? En realidad, ese significado es múltiple, pero ahora sólo quiero señalar un rasgo: su condensación. El lenguaje poético es mucho más conciso que la exposición no poética del mismo asunto. El poeta está obligado a ser parco en palabras : como decía Goethe, se debe escribir de modo que “las palabras sean densas y el pensamiento libre”. Pero ¿qué significa eso? El poeta no puede decir muchas palabras, mientras un escritor en prosa utiliza una cantidad enorme para ocuparse del mismo tema; en consecuencia, el poeta está obligado a concentrar en pocas palabras lo más esencial de lo que querría expresar; es decir, debe renunciar a todo lo secundario y concentrarse en lo característico. Y como la concentración va por el camino de la imagen visual y no del concepto abstracto, la imagen en el lenguaje poético está obligada a convertirse en tipo, idea, símbolo, a diferencia de la fotografía, tan seductora para la prosa, y del concepto propio de la comprensión abstracta. El lenguaje de los versos es poético por su propia naturaleza.
Hay otras causas que explican su carácter poético, causas de orden fonético, pero no quiero ocuparme ahora de ellas. Sólo quiero subrayar que es la propia dificultad de la forma versificada la que dirige la exposición hacia el terreno de la poesía. Esa dificultad se refuerza, después, en algunos géneros específicos del lenguaje versificado. Una forma difícil (el soneto, el terceto, la octava, etc.) implica una elevación del esfuerzo creativo y actúa como dique que hace aumentar el nivel del agua, es decir, la presión; y la creación, en lugar de fluir sin impedimento por el camino más cómodo y dar un producto abundante, pero flácido y de escaso valor, se condensa, opera con una alta potencialidad y produce obras de gran solidez, si puede elevarse hasta la barrera, pero si el impulso no es lo bastante fuerte, no llega a liberarse. En esa elevación del potencial reside el enorme significado de las formas difíciles, de las que a menudo se piensa (equivocadamente) que no son más que convenciones que impiden la expresión libre de los esfuerzos creativos. Es cierto que pueden estorbar; pero, cuando el impulso no encuentra resistencia no crea nada, y en lugar del Niágara se obtiene un mero charco estancado".
Hay otras causas que explican su carácter poético, causas de orden fonético, pero no quiero ocuparme ahora de ellas. Sólo quiero subrayar que es la propia dificultad de la forma versificada la que dirige la exposición hacia el terreno de la poesía. Esa dificultad se refuerza, después, en algunos géneros específicos del lenguaje versificado. Una forma difícil (el soneto, el terceto, la octava, etc.) implica una elevación del esfuerzo creativo y actúa como dique que hace aumentar el nivel del agua, es decir, la presión; y la creación, en lugar de fluir sin impedimento por el camino más cómodo y dar un producto abundante, pero flácido y de escaso valor, se condensa, opera con una alta potencialidad y produce obras de gran solidez, si puede elevarse hasta la barrera, pero si el impulso no es lo bastante fuerte, no llega a liberarse. En esa elevación del potencial reside el enorme significado de las formas difíciles, de las que a menudo se piensa (equivocadamente) que no son más que convenciones que impiden la expresión libre de los esfuerzos creativos. Es cierto que pueden estorbar; pero, cuando el impulso no encuentra resistencia no crea nada, y en lugar del Niágara se obtiene un mero charco estancado".
Uno de poesía no sabe casi nada, pero algo de esto nos contó Enrique García-Máiquez hace unas semanas en la UFV.