En mi curioso ayer prevalecía la superstición de que entre cada tarde y cada mañana ocurren hechos que es una vergüenza ignorar. El planeta estaba poblado de espectros colectivos, Inglaterra, el Brasil, el Congo Suizo y el Mercado Común. Casi nadie sabía la historia de estos entes platónicos, pero sí los más ínfimos pormenores del último congreso de pedagogos, la inminente ruptura de relaciones y los mensajes que los vicepresidentes mandaban, elaborados por el secretario del secretario con la prudente imprecisión que era propia del género. Todo esto se leía para el olvido, porque a las pocas horas lo borrarían otras trivialidades.
JLB: Utopía de un hombre que está cansado
10 diciembre 2009
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