Ahora que Enrique todavía puede oír música, retomo este blog comatoso. No sabría decir cuál es mi libro favorito, ni la película que más me ha gustado. Pero en la música, mi mayor afición, sí que tengo una obra cumbre. Es el cuarteto para cuerda op. 132 de Beethoven.
Ahora resulta que está gratis en Spotify ¡y además por el Cuarteto de Tokio! Son cinco movimientos: uno, dos, tres, cuatro y cinco.
Conviene oírlo todo entero y sin prisas: es muy largo para ser un cuarteto. Los dos primeros movimientos están muy bien, pero sirven para llevarnos a la cumbre, el número tres, denominado por Ludwig van nada menos que Heiliger Dankgesang eines Genesenen an die Gottheit, in der lydischen Tonart, algo así como canción sacra de agradecimiento a la divinidad por parte de un convaleciente. Tras semejante maravilla, viene un movimiento cortito, como para devolvernos a la realidad. Parece un poco de violinista arrebatado amenizando una cena en un restaurante romántico pero, creedme, es necesario para salir del trance. Y el quinto es nuevamente excelso.
Insisto, no conviene empezar de golpe por el tercero, pero para impacientes aquí está parte de él en Youtube, en una versión histórica del de Budapest, buena pero peor que la del de Tokio.
Recuerdo que hace un par de años coincidieron en Madrid el de Tokio tocando esta pieza el mismo día que en el Real tocaban no recuerdo qué opera de postín. Tenía entradas para ambos espectáculos y no lo dudé un instante. Cuando lo recuerdo, me vuelvo a emocionar.
03 diciembre 2009
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