07 mayo 2007

Si no os hacéis como niños (y II)

Siguen las deliciosas oraciones infantiles. Pensé en fisquearlas, pero las estropearía. Si fuera poeta, algunas me inspirarían hermosos versos (como cuando Laura d'Ors preguntó a su padre para qué le hacía falta), pero ¡ay!, no lo soy. En cualquier caso, no os perdáis el realismo de Violeta, la cercanía al Señor de Miguel, la intimidad con Él de Nora, o el la visión extática de Eugenio, comparable nuevamente al d'Ors de Por un azul y un amarillo, uno de los últimos poemas de su Sol de Noviembre. Ahí van:

Querido Jesús:
No te preocupes por mí. Yo miro siempre a los dos lados antes de cruzar.
Marco

***

Querido Niño Jesús:
Para mí la máquina de cosar es uno de tus mejores inventos.
Rosana

***

Querido Niño Jesús:
Seguro que para ti es dificilísimo querer a todos en todo el mundo.
En mi familia sólo somos cuatro y yo no lo consigo.
Violeta

***

Querido Niño Jesús:
A veces pienso en ti aunque no esté rezando.
Ricardo

***

Querido Niño Jesús:
Si me miras el domingo en la iglesia, te enseño mis zapatos nuevos.
Miguel

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Querido Jesús:
De todos los que trabajan contigo yo prefiero a S. Pedro y a S. Juan.
Rino

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Querido Niño Jesús:
Me llamo Andrés y mi físico es bajo, delgado, pero no soy debilucho. Mi hermano dice que tengo una cara horrible, pero me alegro, porque así no tendré una mujer que me esté molestando siempre y contándome chismes.
Andrés

***

Querido Niño Jesús:
Ya no me he vuelto a sentir sola desde que he descubierto que existes.
Nora

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Querido Jesús,
Hemos estudiado a Tomás Edison descubrió la luz. Pero en la catequesis dicen que fuiste tú. Yo creo que te robó la idea.
Daria

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Querido Niño Jesús,
No creo que pueda haber un Dios mejor que tú. Bueno, quería que lo supieras, pero no te creas que te lo digo porque eres Dios, ¿eh?.
Valerio

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Querido Niño Jesús:
¡Qué listo eres!
Todas las noches consigues poner las estrellas en el mismo sitio
Caterina

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Querido Niño Jesús:
¿Sabes que me gusta mucho cómo has hecho a mi novia Simoneta?
Mateo

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Querido Niño Jesús:
Yo creía que el naranja no pegaba con el morado. Pero luego he visto el atardecer que hiciste el martes. ¡Es genial!
Eugenio

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