28 junio 2007

Saludos desde El Líbano

Un oficial paracaidista ha escrito este correo a un foro de amigos al que me honro en pertenecer:

"Estimados amigos:

Perdonadme que no os haya contestado antes, pero como podréis entender circunstancias obligan. Ciertamente vivimos momentos de rabia y desolación por la pérdida de nuestros soldados, pero también vivimos momentos de estupor por la manipulación de los medios de comunicación afectos al régimen zapateril y con las lavadas de imagen y culipretadas de nuestros mandos militares: «que si tienes que poner esto en el informe, que no digas lo otro, que si yo dije que los inhibidores». Ahora me acuerdo de mi amigo LF, presente en este foro –y al que desde aquí mando un fuerte abrazo paracaidista–, que fue uno de los primeros en alertar sobre los peligros que corrían nuestros soldados en Afghanistan. Posteriormente, en una conversación con otro que fuera compañero mío en determinado puesto, me comentó que nuestros políticos no consideraban peligrosa la situación en el Líbano y, como no había dinero, no se iban a llevar inhibidores para los vehículos. Pero bueno eso es agua pasada. Nosotros, como siempre, vamos a donde haga falta y cuando haga falta, y con los medios que tenemos. Entrar en este debate estéril de si tenemos o no tenemos es un gilipollez. Lo que realmente jode es que ahora todo el mundo se lleve las manos a la cabeza hablando de si se podía haber evitado. Dios lo ha querido así, y no hay que darle más vueltas al asunto. Y todos sabemos lo que hay detrás de esta profesión. (Ahora vuelvo a recordar algo que recibí, estando ya aquí, que tan amablemente uno de vosotros puso en el foro, y que aludía al sentido heróico de la milicia).

En fin, de todo lo que he vivido durante estos días me quedo con lo que bien dijo un soldado nuestro ante las cámaras de la televisión de ZP.: «...al fin y al cabo llevamos fusiles en las manos y no margaritas». No conozco el origen de la conversación, pero eso me llenó de orgullo, unido a lo que psoteriormente adujo: «...finalizar la misión es el mejor homenaje a nuestros compañeros», o algo así. Pues eso es lo que hay. Y ya lo dijo ayer el Ministro:
«me ha dejado sorprendido la entereza, la profesionalidad y la forma de trabajar de los paracaidistas», que aunque suene un poco a consuelo, es la realidad de nuestra gente. Es más, a diferencia de otras ocasiones con otras unidades españolas, nosotros hemos solicitado a España, que los muertos sean relevados y vengan otros paracaidistas a ocupar su puesto (aunque queden 20 días para acabar la propia misión). Al Ministro le ha sorprendido, pero nosotros somos así... y sabemos dónde estamos.

Ya conocéis de sobra lo que reza en nuestro ideario: «La vida se defiende luchando. La muerte es el mayor premio para el valiente y el mayor castigo para el cobarde» Y nuestros gritos dicen: ¡SOBRE NOSOTROS....DIOS!, ¡CON NOSOTROS... LA VICTORIA! ¡EN NOSOTROS...EL HONOR!. ¡TRIUNFAR...O MORIR!...¡CAÍDOS PARACAIDISTAS...CON NOSOTROS!.
Por todo ello, el mejor homenaje que podemos darle a las nuestros es continuar con la misión y seguir para adelante, para seguir estando junto a ellos. La Segunda Bandera Paracaidista es la Unidad que más bajas ha tenido en la historia de la Brigada Paracaidista, desde Ifni hasta nuestros días (Ifni, Bosnia, Afganistan y ahora, Líbano.). Eso la llena de orgullo, pues es la que adquiere más gloria dentro de la misma.

Un abrazo paracaidista, para todo el foro y sobre todo los que llevais en el alma la Cruz de Cristo, pues creéis fimemente en Dios, y soy consciente de que, con toda la fuerza de vuestro corazón, estáis gritando: ¡CON NOSOTROS!
Me despido, agradeciéndoos, una vez más, en nombre de «nuestros soldados», que no olvidéis son «vuestros soldados», las innumerables muestras de cariño, incluyéndoros un unos párrafos que alguien escribió hace mucho tiempo y que creo que viene al pelo, pues el que lo escribió sabía bastante de lo que hablaba:

«Nos habían dicho, al abandonar la tierra madre, que partíamos para defender los sagrados derechos de tantos ciudadanos allá lejos asentados, de tantos años de presencia y de tantos beneficios aportados a pueblos que necesitan nuestra ayuda y nuestra civilización.

Hemos podido comprobar que todo era verdad y, por que lo era, no vacilamos en derramar el tributo de nuestra sangre, en sacrificar nuestra juventud y nuestras esperanzas. No nos quejamos, pero, mientras estamos animados por este estado de espíritu, me dicen que en Roma se suceden conjuras y maquinaciones, que florece la traición y que muchos , cansados y conturbados, prestan complacientes oídos a las más bajas tentaciones de abandono vilipendiando así nuestra acción.

No puedo creer que todo esto sea verdad y, sin embargo las guerras recientes han demostrado hasta qué punto puede ser perniciosa tal situación y hasta dónde puede conducir.

Te lo ruego, tranquilízame lo más rápidamente posible y dime que nuestros ciudadanos nos comprenden, nos sostienen y nos protegen como nosotros protegemos la grandeza del Imperio. Si ha de ser de otro modo, si tenenmos que dejar vanamaente nuestros huesos calcinados por las sendas del desierto, entonces.... ¡CUIDADO CON LA IRA DE LAS LEGIONES!» (Marco Flavinius, Centurión de la 2ª Cohorte, de la Legión Augusta, a su primo Tertullus en Roma).

Un abrazo paracaidista a todos."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante.

Anónimo dijo...

En la línea de los vídeos americanos que pusiste un día. Pero si es que no puede ser de otra manera, ni lo ha sido nunca,... si es que va en el contrato. Eso es estar a la altura.

Eso sí, tenemos unos políticos asquerosos, con unos razonamientos de niño pequeño: "si ya lo sabía, si ya te lo avisé, ... pues mi ejército está mejor que cuando estaban los vuestros,... pues tú más,..." Ajjjjj