16 noviembre 2007

Orden del mundo

Cómo me gusta la lectura de hoy (Sb 13, 1-9):

Sí, vanos por naturaleza todos los hombres en quienes había ignorancia de Dios y no fueron capaces de conocer por las cosas buenas que se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice; sino que al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a las lumbreras del cielo los consideraron como dioses, señores del mundo. Que si, cautivados por su belleza, los tomaron por dioses, sepan cuánto les aventaja el Señor de éstos, pues fue el Autor mismo de la belleza quien los creó. Y si fue su poder y eficiencia lo que les dejó sobrecogidos, deduzcan de ahí cuánto más poderoso es Aquel que los hizo; pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor.
Con todo, no merecen éstos tan grave reprensión, pues tal vez caminan desorientados buscando a Dios y queriéndole hallar.
Como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas, y se dejan seducir por lo que ven. ¡Tan bellas se presentan a los ojos!
Pero, por otra parte, tampoco son éstos excusables; pues si llegaron a adquirir tanta ciencia que les capacitó para indagar el mundo, ¿cómo no llegaron primero a descubrir a su Señor?

De aquí debió de sacar Santo Tomás la quinta vía de orden del mundo.

Y quizás también estas bellas palabras inspiraron estos memorables versos de Miguel d'Ors, con recuerdo al Santo incluido:

La segunda mitad del siglo xx
era más pertinaz que una sequía
de los años cuarenta.

Tenían -¿como no?-las Cinco Vías
de Tomás, el inmenso aventurero,
tenían los ocasos de Granada, el acorde
de octubre en los hayedos de Zuriza,
tenían a Audrey Hepburn (y a Raquel Welch), tenían
el Cervino, Florencia,
la Sexta Sinfonía de Beethoven,
el cielo azul -que es cielo y es azul-,
el silencioso grito de un minuto cualquiera
de la Madre Teresa de Calcuta...

Tropezaban con Dios en cada cosa:
un niño: Dios; una gaviota: Dios;
una mujer que dice «yo también»:
Dios; un buen verso: Dios. Pero eran ciegos,
sordos, inexplicables, y negaron a Dios como quien niega
el mar o las manzanas.

Al final, frente a las pseudofilosofías, los intelectualismos y las vías iniciáticas, el cristianismo contrapone una doctrina muy sencilla: "Si no os hacéis como niños..."

6 comentarios:

AFD dijo...

Hola Dal (es mi primer comentario aquí, pero igual te saludo)

seguramente viene muy poco al caso, pero le sobra una sílaba al segundo verso: Por lo demás, conmovedor.

"proclamó la bandera / de la paz y de la vida"

Alfredo

Dal dijo...

Hola Alfredo, bienvenido. Creo que te refieres a la entrada de ayer sobre el poema de d'Ors, pero la has "metido" en esta otra.

Y no me entero bien de qué es lo que le sobra a mi transcripción. La chequearé en cualquier caso.

Gracias y reitero la bienvenida.

AFD dijo...

No sé si a tu entrada, Dal, o si es un error de D'Ors. El caso el que el segundo verso es un alejandrino, pero el segundo hemistiquio tiene 8 sílabas en vez de 7.

Anónimo dijo...

LO primero, copiar bien los versos ajenos. Ese segundo "de" no es de d'Ors.

Dal dijo...

No sé a qué "de" te refieres. ¿Y lo segundo?

Anónimo dijo...

Me refiero a que D'ors escribió "Proclamó la bandera de la paz y la vida", que es un alejandrino, pero afd ha leído una mala transcripción, que coloca un segundo "de" delante de "vida".